Una vez en el interior de aquel enorme vientre, ante su asombro observa
un gran número de cápsulas transparentes sobre pedestales, conteniendo cada una
de ellas lo que parecen seres de otros mundos, tiempos y civilizaciones. Aún
intenta ordenar en su mente esta fantástica
visión cuando ante él aparece una especie de monje o sacerdote de algún
extraño culto, llamándole la atención una especie de crucifijo que cuelga de su
cintura.
El “monje” le va mostrando todas estas sorprendentes criaturas, las
cuales lo observan desde sus pedestales con mayor o igual interés del que él
muestra por ellas.
Después de la fascinación y desconcierto inicial, todo lo que ve le
recuerda a una gigantesca sala de trofeos donde se muestran las mejores y más
asombrosas piezas.
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