Me vistió con mis mejores ropas. Me sentía muy a gusto y feliz.
Salí muy deprisa, casi corriendo. Y cuando llegué a la otra orilla del pueblo, ya estaban allí todos mis amigos, también con sus mejores galas; pero yo me sentía el más bello y guapo del lugar.
Al borde de la carretera vi una hermosa rana. Quería tener su fresca panza sobre mi mano y mirar los dibujos de su piel.
Cuando quise atraparla, la rana saltó y yo caí tras ella por el barranco a un zarzal.
De allí salí con el cuerpo arañado y mi hermosa ropa destrozada.
Todos estaban asombrados, yo, el más bonito y bello, por una simple rana acabé casi devorado por un zarzal.
Narciso del Río
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